A cinco años de Peña en la Ibero, todo por no ir al baño.

A cinco años de Peña en la Ibero, todo por no ir al baño. 
Por Eneas Mares
@eneasmares
Ayer se conmemoraron cinco años de la fallida visita de Enrique Peña Nieto a la Universidad Iberoamericana. Varios factores de logística desencadenaron el peor día de la campaña de 2012 del actual presidente de México, entre ellos, la falta de previsión para ir a un baño. En Relaciones Públicas, hay una frase muy famosa que nos la tatuamos en la frente: “El diablo está en los detalles”, esto es, cada pormenor de un evento debe ser cuidado milimétricamente pues los errores son lo que más destacan. 
Radio Ibero publicó ayer un interesante artículo titulado “El mito de Peña Nieto atrapado en el baño de La Ibero”, imperdible para cualquier estratega de campaña (http://ibero909.fm/el-mito-de-pena-nieto-atrapado-en-el-bano-de-la-ibero/).
Cabe recordar que la mañana del viernes 11 de mayo de 2012, Peña Nieto tuvo una entrevista con Carmen Aristegui que duró poco más de una hora. Ahí, el entonces candidato se tomó dos botellas de agua de 600 ml y un café, una bomba para cualquier vejiga a las 9:30 am.
A los que hemos participado en campañas políticas y más en presidenciales, lo que más esperamos es el día viernes para poder hidratarnos y descansar un poco. No queremos ni salir a cenar y eso es peor para el candidato o candidata, y esto seguro ocurrió con Peña Nieto después de una semana en la que visitó 12 estados del país.
Envalentonado por salir airoso de la entrevista con Aristegui, Peña Nieto se dirigió a La Ibero. Supongamos que Peña Nieto no pudo o no quiso entrar al baño de MVS después de la entrevista; eso le dio unos 40 minutos de aguantarse que es lo que dura el trayecto por Avenida Constituyentes (si bien le fue) y llegar directamente al auditorio de la Universidad.
En las imágenes, después de otros 40 minutos de exposición y preguntas y respuestas, se nota a Peña Nieto ya con ganas de terminar su ponencia, no por no querer enfrentar las preguntas pues incluso anima a los estudiantes a bajar sus pancartas, sino porque ya incluso su postura de sus piernas es sumamente tensa, como cualquier niño aguntándose las ganas de ir al baño.
La crónica narra cómo llevan a Peña Nieto de un lado a otro por el laberinto de la Ibero tratando de encontrar un baño a modo, antes de la entrevista con Radio Ibero. Ya de malas, y logrando su objetivo de hacer pipí después de tres horas de aguantarse, Peña Nieto cancela la entrevista y erróneamente su equipo de logística lo lleva por otro laberinto para evitar a los estudiantes cuando la lógica y las encuestas de ese entonces le daban la libertad y la razón para hacer lo que quisiera, incluso montar un diálogo improvisado con los estudiantes y anular la excelente estrategia que montó para ese día Miguel Torruco Garza, hijo del empresario Miguel Torruco Marqués, futuro secretario de Turismo en caso de que gane Andres Manuel López Obrador.
Ese día la imagen y la campaña de Peña Nieto se vieron afectadas severamente por un error de cálculo de su equipo de logística y esa cadena de errores tuvo su origen por hidratarse de más con Aristegui.

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